Salimos desde Fortín Olavarría e hicimos un recorrido hermoso atravesando campos para recoger a los niños que venían llenos de expectativas y algunos con no poco temor. Con la emoción contenida en el estómago, más de uno subió al micro con la respiración cortada y aferrado a su bolsita. Daba mucha ternura ser parte de ese momento y de tanta alegría.
El punto de encuentro fue Roosevelt, un pueblo de alrededor de 300 habitantes, adonde acudieron las escuelas rurales de otras comunidades para compartir una jornada de actividades deportivas, una choripaneada y un cierre artístico.
El día transcurrió alegre y al regreso, las familias ,ansiosas, recibieron a los niños con abrazos cálidos y sonrisas.
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